Para hablar del SIDA hay que ser directos y no detenerse en la posibilidad de herir susceptibilidades ingenuas y sobredimensionadas. Pensar en hablar dorando píldoras, "ablandando" el discurso o haciendo menos fuertes algunos términos o ideas; es simplemente un camino directo a no decir lo que se quiere decir y a la pérdida irremediable del sentido y objetivo de la comunicación.
La urgencia del mensaje de autoprotección contra la posibilidad de contagio de SIDA debe ser directo y sin recovecos. Este es el sentido de un comercial televisivo que juega con la idea del graffitti y la animación, con un desenlace previsible, pero no por ello menos encantador.
Si alguien se ofende con las imágenes, creo que debería revisar sus prioridades.